“… y esta, Pinocho, será tu conciencia, ella te dirá lo bueno del mal, debe ser siempre un niño bueno”
El hada de la estrella azul, Carlos Collodi Pinocho.
“…Cuando estés en líos, por tu bien o por tu mal, ¡dame un silbidito!… y si no pudiera dominar la tentación, dame un silbidito… y siempre tu conciencia mandara.”
Pepito Grillo, Pinocho.
La conciencia, hablada desde un aspecto filosófico, se podría llegar a definir como el espejo del universo, por lo tanto la conciencia nos otorga la capacidad de cuestionarnos la propia existencia.
¿Quien soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Para donde voy? Por lo tanto, se podría decir que la conciencia es la expresión del universo, pero no es así, consciente de sí mismo.
Muchos son los filósofos que llegan a definir la conciencia como una de las formas más nobles que la evolución del ser humano.
Por lo tanto es un logro. Será así, el pensamiento crítico, será la lógica aplicada a una rutina diaria.
Y con ello el componente más importante, si se quiere del sujeto, siendo entendido como, el conocimiento ante todas las cosas.
Consciencia o Conciencia.
Se dice, por definición que la consciencia se llega a entender como la capacidad de todos los seres humanos para percibir el entorno, ademas de reconocerlo, pero por otro lado la conciencia sera entendido como el conocimiento moral de lo que se sabe esta bien y lo que no. Estos dos términos son aceptados, vienen de la misma raíz del latín; conscientĭa.
Tipos de conciencia.
Existirá quien diga que la conciencia, es conciencia y ya, pero la verdad existen al menos dos clasificaciones de ella.
Estas clasificaciones, podrían ampliar de gran manera la forma como se aprecian.
Una de ellas es la conciencia filosófica; esta es de la que venimos ya hablando, como un todo del universo, será el saber que uno existe, esto es ya conciencia.
Otra aun mas importante es la conciencia moral; esta es la acción clara y notable de lo que se sabe, se piense y se conoce como lo correcto y lo incorrecto.
Por lo tanto, la conciencia moral permitirá así la reflexión sobre las acciones, con ello la auto crítica y el juicio de acción.
Por lo tanto, una conciencia entrenada para lo bueno, permitirá constelar una imagen del mundo que nos rodea, desde que somos unos niños incluso.
Tipos de conceptualización de la conciencia en el mundo.
Están conceptualizados dos tipos de mundo, el primero de ellos es el mundo espiritualista, donde se ve reflejada la metafísica, la teología y con él las corrientes especulativas.
Estas corrientes especulativas, que plantean, entre otras cosas, que la paz y la esencia del hombre es el espíritu.
Es decir, es un don ser conscientes, esto viene dado o otorgado por un ser divino, mágico y místico.
Que nos permite vernos, este ser desde un plano superior y espiritualmente evolutivo.
La otra es más realista, una conceptualización a un todo, donde se expresa la conciencia solo como una función no mas.
Esta función, como tal, desencadena una serie de acciones que son complejas, pero lo plantea solo con la simple existencia.
Ahora, Te cuento.
Al principio de este artículo, mencionamos la historia de Pinocho y su conciencia, representada como Pepito Grillo.
Es una analogía interesante de lo fastidioso y tormentoso que podría llegar a ser nuestra propia conciencia.
Y aunque es un cuento con una mirada directa a los niños, los más pequeños del hogar, su interpretación va directa a los adultos.
Somos así como marionetas, estamos llenas al igual que Pinocho de buenos deseos, y con la tendencia de prometer y no cumplir.
Esto nos sucede a todos, solo que a unos, con más frecuencia y en acciones aun mas graves, y sin ser madera.
Porque en la naturaleza de los hombres, como individuos creados para una sociedad, existen las buenas acciones, y con ellas vienen nuestras promesas.
Las promesas están basadas en esas acciones que se consideran justas y adornadas con la idea de una vida mejor.
Pero en la fragilidad del ser, se establece una duda en lo que se supone será mejor de lo que ya teníamos propuesto y es allí, donde se falta a la palabra o a la promesa.
En la historia de Collodi, es Pinocho una representación de nuestra propia fragilidad.
Estamos llenos de dudas, vamos por la vida quebrando y dejando de lado las promesas, las palabras, en un mundo desordenado, por lo más cómodo, con la mentira y quizás si se me permite decirlo con el pecado.
Es allí, entre ese silencio de nuestra propia voz, de los ruidos externos, donde se escucha una conciencia como Pepito Grillo.
Pero por desgracia, en algunas ocasiones esa voz esta en resistencia feroz, dentro de nuestros corazones, de nuestras mentes.
Pero no solo eso, si no que esta voz, esta figura de Pepito grillo, está también, fuera de nuestro ser.
Presente en la idea de un alguien, que nos hace ver lo que moralmente está mal, que siembra en nuestro ser la semilla de la duda ante nuestras acciones.
Mi padre, un hombre muy sabio, cuando le pedía algún consejo, le decía; .- “papá, ¿crees que pueda hacer tal, o cual cosa?” y él con su voz inquebrantable y muy señorial decía: -.“Si, si puedes. Pero no debes”.
Es así, con esta simple frase, que se fue dando un fruto de conciencia, poder preguntarme ¿Por qué no puedo? Ante las acciones, que quizás a los ojos de un infante sean inofensivas pero pueden traer consecuencias para otros.
Por lo tanto las acciones se vuelven cocientes de el ser y con ello los resultados que traen como consecuencia de ello.
Por ello, se deber otorga la orden de lo que debemos hacer, pero nuestra necesidad de estar o no a gusto con la acción, nos dice que no, y no pensamos en el prójimo, y el deber moral que todos tenemos.
En consecuencia permitimos, tal y como Pinocho que el capricho inmediato nos arrastre, y aun con los resultados de las acciones.
Este resultado, que podrían ser o no de consecuencias rápidas, estas consecuencias, no son suficientes para reaccionar, aprender y continuar.
Para quienes no tenemos el don de vivir junto a un hada, estrella que con solo una mirada y con varita en mano, venga a resolver nuestros problemas, o quizás con un padre piadoso y benevolente como Geppetto, armado de paciencia y tenacidad.
Seremos entonces, alcanzados por la desesperación, la enfermedad y quizás hasta la miseria.
A razón de haber secundado caprichos que tenían apariencia de inofensivos, llevándonos a una irremediable catástrofe.
Quizás esto, no suene posible ahorita, no sea evidente, se podría llegar a pensar que escapamos incluso de los presagios de fatalidad por nuestra falta de conciencia, pero nada de eso, de que llegan, llegan.
Robar un caramelo, cuando pequeños, engañar, timar, romper promesas, son acciones desde la conciencia, allí existe esa voz, solo que quizás, ya esta afónica, ya grito tanto que no es audible.
Quizás se nos olvido como habla esa conciencia, ¿qué es lo que dice?, o peor aun la educamos para no valorar al prójimo, no le dimos la capacidad de nutrirse de buenas acciones.
Buenas acciones, que nutrieran de fe el alma, al contrario, se están educando las consciencias desde el egoísmo, la envidia y con mucho amor a lo impropio, y no me refiero si no a la falta de valor del prójimo.
Cuando no somos conscientes, de las necesidades, de las múltiples situaciones que nuestro proceder pueda desencadenar en nosotros mismos, y como consecuencia indirecta en los demás, estamos dejando de escuchar a Pepito Grillo.
Consecuencias.
Solo quedaran, tras las acciones, las lagrimas y el arrepentimiento, y estas vendrán con mucha intensidad, cuando son una visión más clara se reconocen asertivamente que solo era necesario el ser individuos conscientes, para que así la vida se planteara más fácil, sana y hermosas.
Que somos responsables del entorno que nos rodea y de las acciones que este conlleva en nuestras vidas, positivas o negativas.
El cuento infantil, nos debería enseñar lo importante que es resistir las tentaciones, porque estas están en todos lados, apenas comienzan.
No se puede entonces dialogar, con lo moral y éticamente incorrecto, con lo que está mal, sobre todo cuando tenemos claras obligaciones.
Estas obligaciones las hemos asumido y están ligadas de manera directa a las esperanzas de tantas personas, nuestras familias, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, todos creen en nuestra buena fe, ¿valdrá la pena creer en ellos? mejor aun, ¿Valdrá la pena, defraudarlos?
Pensar con mentalidad astuta, el secreto del éxito, en concreto que me pide mi conciencia, desde ese susurro de voz interna, desde el alma, llámalo como quiera, Pepito Grillo, llámalo Dios.
Pero seamos conscientes y acertados de la existencia de tantas buenas personas que nos acompañan en el camino de esta carrera que se llama vida.
Donde lo único que estamos es recopilando experiencias para una nueva generación, aun mas preparada, a quienes debemos dejarle una conciencia educada, formada y muy fuertemente arraigada.
Ahora, ¿donde está tu Pepito Grillo? Desde cuando no lo escuchas? Así que no podemos definir la conciencia, pero sabemos que está formada de sensaciones y aprendizaje.
Te invito a dejar tu comentario y a compartir el escrito, quien sabe cuántos pepitos grillos están por allí dormidos.
Y este es tu granito de arena para despertarlos. O quizás solo baste un silbidito nunca se saber, ¿cuando nos tentara el mal?.